sábado, 12 de marzo de 2011

En honor a ese que nunca tuve

En pro de seguir exorcizando al demonio azul, publico una entrada más que hace tiempo le escribí.

Las palabras oprimen mi pecho, me dejan sin aliento. Junto a ti me siento otra, tan tuya y tan ajena. Desgracia, eso es lo que pienso cuando pondero la situación. Tortura, estar tan cerca de ti, tan lejos de tu corazón. Si supieras que tus palabras resuenan como eco de miel en mi cuerpo, sé que dejarías de hacerlo. No me miras más, no digas otra palabra de admiración. Aceleras mi corazón, late por ti y para ti… y tú… tú sólo te quedas como un ente ajeno, sin sabe la pasión que desatas. El deseo que no se extingue, que sólo consume la carne y devora la mente.

A veces quisiera saltar a tu abismo, caer en tus labios y perder el sentido un momento ahí en tus brazos. Pero recuerdo que el calor que emanas no es para mi, tus amores no me pertenecen y que si tus brazos tiemblan no es por tenerme enredada en ti. Así que me muerdo los labios, contengo el impulso y evito tu rechazo. Tan sólo te veo, me embriago de tu silueta, me robo tu esencia, atrapo tu azul y me doy la vuelta.

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